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miércoles, 26 de noviembre de 2008

El 24 con la tuya, y el 31 con la mía

Rubén Suárez
rubenjsuarezc@gmail.com

Es la hora de la cena en la casa de Julie Restifo y Javier Vidal, la llegada de Pacheco ya se siente en el ambiente de este hogar que entre risas y conversaciones sobre nuevos proyectos surge la pregunta que en millones de hogares venezolanos de hacen cada año por estas fechas: ¿Y dónde pasamos las navidades?

Todo transcurre en completa calma y armonía en la mesa, los años de pareja de esta consagrada familia del espectáculo hacen que sea una decisión fácil, lo que tal vez para muchas familias podría ser un conflicto de nunca acabar, a pocas semanas de celebrase la llega del niño Dios y el Año Nuevo la decisión ya está tomada: El 24 de diciembre estarán en casa de una tía de Julie y el 31 la pasarán fuera de la ciudad.

Para la reconocida psicoterapeuta, Carola Castillo, una de las situaciones que está viviendo actualmente la familia venezolana es la ruptura del hogar, problema que se evidencia aún más durante en esta época de afloramiento de sentimientos al preguntarse dónde pasar las navidades.

Castillo comenta que en las parejas venezolanas, por lo general, "la hija sigue velando por los padres, y el hombre por su mamá, aunque rara vez lo hace por el padre", la no constitución de la familia nuclear (padre, madre e hijos) por el incremento del divorcio hace que resurjan los conflictos de cada año de con qué familia pasamos estas fechas.

La esencia del hogar en navidad se pierde cuando cada uno de los miembros de la pareja cree que tiene la mejor familia, y las decisiones son tomadas desde el rencor y los resentimientos acumulados a lo largo de un año carente de respeto entre el hombre y la mujer.

Sin embargo, Castillo explica que no todo está perdido si realmente queremos pasar unos días al ritmo de las gaitas y las parrandas decembrinas, invitar a ambas familias a sentarse a la mesa de este nuevo hogar que se está constituyendo este 24 y 31, es una de las mejores terapias para sanar las disyuntivas internas de las parejas que se reflejan al tomar cualquier decisión importante.

Julie expresa que estos movimientos siempre son negociados entre los miembros de la familia para velar por la armonía y felicidad de todos, "todos los años pasamos el 24 en mi casa y el 31 en casa de mi tía, pero este año cambiamos los planes y recibiremos al niño Jesús en casa de mi tía y el 31 estaremos fuera de Caracas".

Siempre conservadores durante estas festividades, toda la familia degusta los deliciosos platillos que nos tiene acostumbrado Javier, que es un amante a la cocina decembrina, y le encanta agradar a todos sus comensales al son de la música navideña, relata Julie.

Castillo expone que estos pasos se dan "cuando la mujer mira con respecto al hombre, entonces ella puede decir: donde tú quieras pasamos la navidad; y cuando es el hombre que respeta a la mujer él puede decir: donde tú quieras pasamos la navidad", pero siempre partiendo del respeto y la comunicación, pues es totalmente justo que negocien con qué familia pasar el 24 y cuál pasar el 31.

"Las personas deben entender que para haber respecto desde lo ancestral hacia acá, debe haber primero respeto por el hombre, una mujer que respeta a su mamá y papá respeta a su hombre, y un hombre que respeta a sus padres, respeta a su mujer. Porque se está viendo sistémicamente hablando de donde viene un hijo para que forme un hogar".

Lo importante es pasar la navidad en medio de una familia unidad, señala la psicoterapeuta, quien también recuerda que no es bueno continuar con esos patrones rígidos e inamovibles en las familias que pretende que lo que hizo el abuelo, lo haga el padre, y por ende el nieto, debemos tener un poco de flexibilidad y sopesar un poco qué quieres hacer tu y qué quiero hacer yo, para ver cómo podemos llegar todos a un consenso donde todos podamos participar.

Castillo enfatiza que tenemos que adaptarnos a los nuevos tiempos, que si la familia quiere darse un viaje, los padres debemos ser compresivos con esa situación, "yo puede estar con mi pareja sabiendo perfectamente que mis hijos están felices en otro lugar".

Diciembre es una de las épocas que remueve todos los sentimientos, por eso es un momento buenísimo para reconocer y reconciliarse con el otro, es una época para dar gracias a todos "porque gracias a ellos yo estoy aquí", el llamar y saludar a todos, pedir la bendición, es una terapia ideal para limar esas diferencias.

Las acciones respaldan las palabras, sentencia la psicóloga, quien finaliza recordando que diciembre es el momento ideal para mirar a la familia y revisar la relación de pareja, es una época donde cerramos un ciclo y abrimos uno nuevo enero, por es importante reconciliarse con uno mismo para luego hacerlo con los demás, y de esta forma no seguir arrastrando con esos lastres familiares que nos arraigan a situaciones infértiles que no nos hacen superarnos como personas para iniciar un año con buen pie.