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lunes, 8 de diciembre de 2008

Betancourt, creyente de la alternabilidad en el poder

Rubén Suárez
En medio de una fuerte tensión política por la intención del presidente Hugo Chávez de activar un referendo que aprobaría su reelección indefinida, este domingo se cumplen 50 años de aquel 7 de diciembre de 1958 cuando 1.284.092 venezolanos dijeron "Sí" a la propuesta del líder y fundador de Acción Democrática, Rómulo Betancourt, hombre que en todo momento creyó en la alternabilidad del poder que por muchos años garantizó a través del tan ahora criticado Pacto de Punto Fijo.

"Esta revolución llegó para no irse más nunca, vendrán diez años más de período revolucionario conmigo al frente", sostuvo este sábado Chávez alrededor de una masa roja que llenó la avenida Urdaneta de Caracas para celebrar sus 10 años como Presidente, en un discurso donde no faltaron los acostumbrados fantasmas del pasado para criticar a los puntofijistas, que según su él, sólo buscaban perpetuar las élites venezolanas en el poder.

Para muchos historiadores este argumento difiere en gran medida a las acciones de Betancourt -promotor de este acuerdo- al rechazar la oferta de los líderes de AD de lanzar nuevamente su candidatura a la presidencia luego del primer mandato de Rafael Caldera, pues entendía -por conocimiento de causa al ser elegido por segunda vez presidente luego del periodo 1945-1948- que la reelección o la reaparición de presidentes que ya lo fueron, era fatal para el país, el partido, y sobre todo para la democracia, tal y como lo señala en el documental "Rómulo Betancourt: La Revolución del siglo XX", del cineasta Alfredo Sánchez.

El hombre de la pipa, como también era conocido Betancourt, tras la victoria de Raúl Leoni afirmó que saldría del país al culminar sus cinco años de mandato, promesa que efectivamente cumplió al residenciarse en Suiza.

"No quiero que los chismosos pongan al Presidente en mi contra, y no vuelvo a ser Presidente, hay que dar el ejemplo, yo no soy Guzmán Blanco", sentenció en tono enérgico el para entonces mandatario saliente.

Cualquier parecido es pura casualidad

Durante las intervenciones de los distintos expertos e historiadores en el documental, se evidencian ciertas similitudes entre Betancourt y Chávez que pocos seguramente han percatado, al convertirse ambos, tanto dentro como fuera de nuestra fronteras, en íconos políticos importantes al liderar alzamientos civiles y militares fallidos en contra de los mandatarios de su época.

Es allí entonces donde se consigue a un Betancourt que terminó exiliado, junto varios miembros de la Generación del 28, ante las constantes acciones en repudio al régimen del general Juan Vicente Gómez, y un Chávez encabezando un movimiento militar el 4 de febrero de 1992 que finalizó con su encarcelamiento.

Estas acciones sin duda catapultaron a ambos personajes en la palestra pública de su momento al cuestionar los sistemas políticos que se encontraban instaurado en esos año, el régimen dictatorial y autoritario de Gómez para Betancourt, y el partidista con Chávez, siendo este último un modelo político resentido al momento de la llegada de este militar recién entonces ex presidiado, tras el divorcio de Rafael Caldera de COPEI, quien golpeó con la fundación de Convergencia la infraestructura ya no tan sólida de una forma de gobernar que en sus orígenes él mismo impulsó con la redacción de la Constitución del 61.

Los historiadores indican que esta carta magna "ofrecía el cielo en la tierra y prometía que desde que se nacía hasta que se muriera, el gobierno cuidaría a la gente, y por supuesto, esto nunca paso, ante la desaceleración vertiginosa que ha sufrido la economía venezolana desde la década de los 70 hasta la fecha, cuestión que causó que el pueblo volteara su mirada a los modelos políticos para cuestionarlos, y que culminó en el estallido social conocido como El Caracazo", instante en que según Chávez arrancó la primera fase de esta revolución.

A pesar que la población se encontraba envuelta en contextos distintos, Betancourt y Chávez llegan a la presidencia con una avasallante victoria, 1.284.092 votos (49,2%) y 3.673.685 votos (56,20%), respectivamente.

Ambos promulgaron la formulación de una nueva Constitución, iniciaron un plan para la recuperación de la actividad agraria, enfrentaron alzamientos militares y civiles, aplicaron controles cambiarios, tensión ante los continuos rumores de golpes de Estado e impulso del nacionalismo a través de actividades culturales, entre otras tanta cosas.

Mismas que muchas sorprende con frase como la lanzada por Betancourt el 13 de febrero de 1962 cuando en medio de un multitudinario mitin en El Silencio dice: "Yo soy un presidente que ni renuncia, ni lo renuncian", afirmación parecida a la pronunciada este sábado por Chávez al asegura que "yo estaré aquí hasta que Dios quiera y el pueblo mande", situaciones que una vez más ratifican que se debe conocer el pasado para comprobar que la historia es cíclica, y así "tener conciencia histórica que nos permita apuntar firme hacia el futuro", tal y como lo recalcó el Presidente.