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miércoles, 25 de julio de 2007

Winnie Pooh celebró su cumpleaños en Valencia



Rubén Suárez

Por primera vez en Venezuela, el maravilloso mundo de Disney llegó al país con toda su magia deteniéndose el pasado 17 y hasta el 22 de julio en el Forum de Valencia para convertirlo en un fantástico bosque de 100 acres donde todos los niños, juntos a los amigos de Winnie Pooh, celebrarían con una fiesta sorpresa el cumpleaños de este “travieso osito barrigón”.


Este hermoso espectáculo llevó a los presentes a vivir más de cerca las aventuras de Pooh, en una puesta en escena cargada de luces y efectos especiales tan fantásticos como la de la seria animada, las cuales sólo se vieron superadas ante el inmenso brillo en los rostro de los cientos de niños que acudieron a esta fiesta.


Las bellísimas cuenta cuentos fueron las encargadas de narrar capítulo a capítulo las peripecias que tuvieron que pasar Piglet, Cangu, Tigger, Ygor, Búho y Conejo, junto a los tres asistentes mieleros, para hacer del cumpleaños de Pooh un día especial.


Sin duda alguna el personaje que se robó el show por varios momentos fue el simpático Tigger, sorprendiendo a todos con sus espectaculares acrobacias en el escenario, arrancando las risas de los pequeños y no tan pequeños de la casa, quienes sin pensarlo mucho acompañaron dando brincos desde sus asientos a este inquieto tigre.


En su afán por conseguir el regalo perfecto para Pooh, Tigger arruina en dos divertidas ocasiones el pastel de zanahorias que tan esmeradamente Conejo hace para la fiesta, desesperando aún más a este impaciente amigo.


A lo largo de la presentación Piglet distrajo a Pooh con un recorrido por el bosque en búsqueda de miel, mientras el resto de sus amigos preparaban la fiesta, situación que los llevó a múltiples aventuras por el camino, llegando incluso a literalmente surcar los cielos con ayuda de unos grandes globos.


En su viaje se conseguían paso a paso con alguno de los personajes con quienes bailaban y cantaban tratando de recrear qué sería para ellos un día especial, siendo uno de los más hermosos el de Cangu, quien recreó a los presentes un maravilloso día de juego en medio de la blanca nieve del invierno.


Pero entre los juegos y la distracción el ya exhausto Pooh se detiene a descansar, quedándose dormido sobre un tronco para tener uno de los sueños más espectaculares que deleitó a los presentes con una puesta en escena muy al estilo del teatro negro de Praga, con un escenario totalmente oscuro y con figuras fluorescentes haciendo recordar a los mayorcitos los más alocados musicales de Dúmbo al ver elefantes volar.


La pequeña “siestecita” del osito hizo que se les perdiera a sus amigos, pero con la ayuda de todo el público, los asistentes mieleros y las cuenta cuentos, se logró que se reencontraran para iniciar la fiesta sorpresa, haciendo de ese día el más especial para Pooh, consiguiendo de manos –mejor dicho– de las patas de Tigger el regalo ideal: un tarro de miel.


“Es Winnie Pooh, un travieso osito de algodón relleno”, con esta sencilla fresa que todos coreaban al ritmo de la música, finalizó el cumpleaños con decenas de niños agolpados al borde del escenario para compartir con sus personajes y felicitar a este encantador comedor de miel.

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