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martes, 11 de septiembre de 2007

Falta de dinero afecta la sexualidad del venezolano

Rubén Suárez

La situación económica por la que atraviesa el país obliga a las parejas a lidiar cotidianamente con la inseguridad, la inflación, un salario mínimo insuficiente, y las continuas desapariciones de la carne la leche y otros productos de la cesta básica, lo cual ha afectado gravemente la actividad sexual del venezolano, al querer llevar a sus camas los discursos políticos, en vez de sus parejas.

Para el sexólogo caraqueño Gerardo Jiménez, este escenario ha empujado al venezolano a una apatía sexual a tal punto, que en promedio sólo emplea el 2% de su tiempo en una semana para dedicarlo a su esposa o marido, originando graves conflictos en las relaciones, que incluso pueden terminar en violencia intrafamiliar.

Al respecto, el especialista comenta que gran parte de las crisis que atraviesan las parejas en la actualidad son de origen económico. “El tener que vivir para trabajar, en vez de trabajar para vivir, a raíz de la importancia que lamentablemente tiene el dinero en la sociedad, ha encaminado a las personas a crear una serie de inseguridades en torno a la persona que tiene a su lado”.

Un escenario típico que se repite en miles de familias de un estrato social medio, es donde el padre y la madre trabajan para poder tener una calidad de vida relativamente cómodo, lo cual causa que ambos al estar saturados de los problemas del día a día, dejen las noches únicamente para envolverse dentro de las sabanas y dormir hasta el día siguiente.

Según un estudio realizado en toda Latinoamérica por el diario colombiano El Tiempo, se evidenció que el apetito sexual del venezolano es muy alto, especialmente en las mujeres, quienes sin ser materialistas, exigen un hombre con un estatus social alto y que les responda como un buen amante.

Sin embargo, Jiménez señaló que esta combinación de exigencias para ambos sexos sobre todo en una sociedad cada vez más rígida y con una mentalidad “penecentrista”, las consecuencias pueden ser nefastas para las parejas que comienzan a tener relaciones sexuales por obligación, en vez de por placer.

El cliché de la comunicación

Aunque suene redundante, la comunicación juega un factor fundamental en las relaciones. Los hombres, generalmente de personalidad machista y pocos comunicativos, que llegan a su hogar agotados por el trabajo y pendiente de pagar el alquiler por no tener vivienda propia, la luz, el agua y la cuota del carro que con suerte compró gracias al Plan Venezuela Móvil, prefiere callar los problemas y resolverlos al paso, aún sabiendo que lo puede estar haciendo mal.

De allí que Jiménez acota que cuando tienen que responder a las exigencias de su esposa en el lecho marital, prefieren cumplir “como buen niño explorador, siempre listo y rápido ante cualquier situación”, pero sin importar los resultados, en vez crear la atmósfera propicia para un momento tan especial.

Estos casos son exactamente iguales para las mujeres, quienes creen que deben cumplir a sus esposos al pie de la letra en cuanto a sexo se refiere, por lo que lo apresurado del encuentro sexual, y por ende el fracaso, trae como consecuencia imaginar que “ya no me quiere o que no le gusto” o lo más frecuente: “me está siendo infiel”.

Situaciones como éstas, aunadas a las crisis familiares y económicas, generan en los individuos obsesiones a las que Jiménez denominó “pensamientos rumiantes”, pues aunque parezca que se olvidan para poder disfrutar de otros placeres, vuelven a aparecer aún más insistentes causando patologías en hombres, como eyaculación precoz o la vaso constricción, lo cual no permite tener una erección eficiente. Mientras que en las mujeres puede manifestarse en la falta de lubricación, ocasionándole relaciones sexuales dolorosas, y en consecuencia, el rechazo de la pareja.

El sexólogo prosigue diciendo que la falta de comunicación entre ambos sobre estos problemas desencadenaría una visión errada de las cosas, llevando a las personas a imaginar situaciones que tal vez nunca pasarán, y que los expertos llaman “pensamientos anticipatorios de falla”, los cuales son angustias creadas por las personas que se derivan en una ansiedad sexual, basadas en el temor de no complacer a la otra persona, contribuyendo de esta manera a las patologías anteriormente mencionadas y un estrés en la relación que podría originar reacciones violentas hacia la familia o en el peor de los casos la separación.

Es por ello que Jiménez recomienda a las parejas siempre comunicarse y tratar de solventar todos los problemas hablando. “Vivimos en un mundo donde las personas aún no han aprendido a hablar ni a escucharse, y aunque las mujeres siempre quieran hablar, no necesariamente escuchan, y los hombres que siempre escuchan, nunca hablan, formándose un verdadero caos comunicacional”.

En este sentido, concluye invitando a las personas a crear escenarios comunicacionales donde no existan las luchas de poderes, si no por el contrario, la comprensión entre las partes. Asimismo considera que las actuales parejas deben aprender a dejar los problemas fuera de las paredes de sus hogares, e intentar buscar esos momentos de intimidad para complacerse en la comodidad de sus habitaciones, sin tener que hacer grandes inversiones de dinero, recordando por último que más importante es tener un solo contacto 100% satisfactorio, que varios sin intensidad.

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